Este proyecto es una reflexión sobre el abuso que se ejerce sobre el artista en el entramado de la cultura, siendo el agente menos valorado de toda la cadena que lo forma. Es un ejercicio de visibilización del problema de la profesionalización del artista. Una crítica a cómo el artista se ha convertido gracias a su necesidad de comunicar en un donante de cultura en lugar de ser la institución la que subvencione el trabajo que este desarrolla para la sociedad.
Este proyecto lo realicé específicamente para la convocatoria de la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Valladolid para exponer en el Museo Patio Herreriano. Si hubiera explicado el proyecto claramente en el dossier que presenté a la convocatoria, lo mas probable es que lo hubieran rechazado, por lo que utilicé la estrategia de la letra pequeña para camuflarlo. En el dossier se podía leer:
“El proyecto que presento a la convocatoria… …es una revisión* de dos de mis últimos proyectos, una reflexión sobre dos diferentes propuestas que vistas desde la distancia son una continuidad perfecta.” En los sucesivos párrafos explicaba el contenido conceptual de estos dos proyectos y el resto de hojas del dossier estaban repletas de imágenes de estas obras. Pero la palabra revisión* tenía un asterisco, que enlazaba con otro en la parte inferior del papel y que decía en letra pequeña: “* Muestra de las obras a escala 1:25 en una maqueta réplica de la sala.”
Me concedieron la exposición y este fue el resultado, una sala prácticamente vacía y oscura en la que el centro está ocupado por una maqueta a escala 1:25 de la misma sala con el proyecto que allí debería verse si hubiera un presupuesto adecuado ya que con el presupuesto concedido solo se podía cubrir la producción de la maqueta de la exposición. Este simulacro de exposición se titula Entre el cielo y la tierra y consiste en una revisión de dos de mis últimos proyectos “No estoy preparado para arder eternamente” 2013 y “Alles Meins” 2014, ambos expuestos en la Galería 6más1 Madrid, entre los que existe una temática común, el control de la sociedad por parte del poder. En el primero centrándome en el miedo como el método más universal y antiguo para ejercerlo y en el segundo buscando una vía de escape hacia la libertad.
Aclarar que este proyecto no es un ataque contra la convocatoria realizada por La Fundación Municipal de Cultura de Valladolid, que aunque el presupuesto sea escaso, actúan respetando las buenas prácticas contemplando honorarios y gastos de producción. Es una reflexión a nivel global de cómo funcionan los mecanismos institucionales en España, dejando al artista en un lugar minúsculo, una reflexión en forma de Matrioshka que devuelve al artista a la verdadera dimensión a la que pertenece en el entramado de la cultura y el mercado del arte.
